CONTRACRÓNICA. El Atleti pisó el Madrigal pero no hizo poesía, más bien se perdió en unos versos libres. El conjunto colchonero no planteo un juego rocoso, ni un juego de toque. Realmente, no planteó nada y eso da pánico. Superado en defensa, sobrepasado en el centro del campo e inoperante en ataque. Y por qué no decirlo, también superado en los despachos. El Atleti no encontró el camino y fue ajusticiado por Leo Baptistao, jugador de la casa cedido en el equipo de la cerámica.
No hay escusas y lo mejor es no buscarlas. El Atleti fue un títere en manos de un Villarreal bien parapetado bajo las órdenes de Marcelino. Tampoco el submarino amarillo jugó un extraordinario partido, pero vivió cómodo con una presión bien ejecutada y llegando en ataque, normalmente por pérdidas de balón o despejes defectuosos. Un guión muy rojiblanco pero que hoy fue un término mercenario en manos del rival. Y en una de esas, Leo Baptistao marcó a su equipo. No lo celebró, pero poco importaba, el daño estaba hecho.
Desde el gol local, el Atleti acrecentó la sensación de pánico escénico, porque el término miedo se quedó corto por momentos con un juego ramplón y plano. Y a pesar de todo, el equipo se mantuvo en el encuentro gracias a un extraordinario Oblak y a la inercia de un conjunto que tiene que mejorar, pero que tiene mucho trabajo detrás. La historia podría haber sido muy distinta antes del descanso, pero Griezmann no puede estar al rescate del equipo jornada tras jornada. La dependencia es un error y un horror.
Con el derbi a la vuelta de la esquina y una parada de primer nivel en Champions, caer en la crítica fácil no es una opción
Capítulo aparte merecen los delanteros. Jackson y Griezmann; Torres y Vietto. Ninguna de las dos parejas funcionó, porque esta vez el problema fue otro, no del nombre que había en la espalda del jugador más adelantado. Con Óliver perdido en banda, los delanteros no olieron la pelota en la primera mitad y el panorama no mejoró en el segundo acto. Torres apenas pudo alcanzar dos balones en profundidad y Vietto también pasó desapercibido. Correa con su alma de canchero ofreció algo más, pero la dinámica del partido invitaba ya a una derrota.
Una derrota que llegó de la mano de Leo Baptistao, ese delantero rápido y espigado que no ha contado con la confianza de Simeone tras volver de sus distintas cesiones. Con el Rayo y el Betis, Leo Baptistao tenía la conocida como ‘claúsula del miedo’, pero en su camino a Villarreal este apartado fue omitido en su contrato. Un detalle menor, pero que se ha convertido en fundamental, porque Baptistao jugó y marcó. En cualquier caso, no vale la pena lamentarse. Con el derbi a la vuelta de la esquina y con parada de primer nivel en Champions, caer en la crítica fácil no es una opción.
Fotografía: Club Atlético de Madrid