La cita era a las 19.20. La premisa: todos dentro del estadio para animar al equipo. El partido había que empezar a ganarlo desde el calentamiento y ese era nuestro objetivo.
Todo preparado. El Calderón se vistió de gala como en las mejores ocasiones. Cartulinas amarillas, rojas y blancas en las localidades del frente intuían el hermoso mural que recibiría al equipo. Abajo, en la pista una gran tela recogida flanqueada por voluntarios dibujaban una media sonrisa entre lo que iban entrando por la puerta del fondo sur, sabían que algo grande se había preparado.
Y a las 19.20 ,puntual al encuentro, saltaron los campeones a calentar. Todo el mundo se levantó y empezó nuestro partido. Todos al unísono comenzamos alentando al equipo con el grito de ¡Atleti, Atleti! demostrando que estaríamos ocn nuestros jugadores de principio a fin.
Después coreamos el nombre de nuestros gladiadores, línea por línea, uno por uno, hombre por hombre, desde Courtois hasta Villa. Ellos agradecidos miraban al fondo y aplaudían el gesto de los aficionados.
Se retiraron al vestuario, era el momento de las palabras de Simeone las cuales sabíamos que nosotros desde la grada debíamos justificar, empujando y animando al equipo, haciendo de nuestro campo un fortín y una verdadera pesadilla para el rival.
Todos listos, todos nerviosos, pero con las mismas ganas, sabíamos que esta noche era especial y diferente. Así, los líderes de la Liga saltaron al terreno de juego y mientras sosteníamos las cartulinas que formaban el mural se fue levantando ante nuestros ojos de forma imponente el enorme tifo de «Aplasta Atleti».
No veíamos nada solo el reflejo del dibujo en la mirada de cada compañero. Hubo un momento de silencio, de sorpresa por las dimensiones de la pancarta que teníamos en frente, pero fueron tan solo unos segundos, porque de forma automática como hacemos sin fallar ni una tarde de partido todo el Frente comenzó a cantar el himno de forma contundente dejándose la voz, todos a una, todos movidos e impulsados por un mismo sentimiento,
El estadio entero nos siguió y los flashes se dispararon uno tras otro. Visto desde atrás de aquel mural rojiblanco era como mirar a un cielo de estrellas, era algo espectacular.
El balón comenzó a rodar y el equipo a buscar el gol. Quizás no fue el partido más bonito, quizás no pudimos celebrar ningún gol y quizás no conseguimos la victoria pero ver el Calderón lleno a rebosar, a 50.000 personas ondeando sus bufandas y cantando a pleno pulmón durante más de 15 minutos seguidos cuando el equipo peor lo estaba pasando, eso, sólo puede lograrlo el mejor Atleti de toda la historia.