El Atlético de Madrid consiguió anoche asaltar Milán. La empresa no fue sencilla, ni mucho menos, aunque eso ya lo sabían los colchoneros. Y eso que el conjunto milanés llegaba al encuentro con las bajas obligadas de hasta nueve jugadores: seis por lesión (los defensas Zapata y Silvestre, los centrocampistas Birsa y Cristante, y los atacantes Robinho y El Shaarawy), dos por sanción (Montolivo y Muntari), más el japonés Keisuke Honda, que no puede ser alineado en Champions al haberla jugado con su antiguo club, el CSKA.
Así las cosas, Seedorf improvisó un once de contención, con un contundente y destructivo doble pivote formado por delante de la defensa por dos auténticos veteranos de la materia, Michael Essien y Nigel de Jong, delante de los cuales se debía erigir hipotéticamente una línea de tres formada por Adel Taarabt y Andrea Poli en bandas, Kaká en la mediapunta, y con Mario Balotelli de referencia arriba.
Pero no fue eso lo que el Milan mostró en el choque. Más bien, el conjunto rossoneri parecía tener dos jugadores caídos a banda derecha, Taarabt y Kaká, que fueron un auténtico quebradero de cabeza para Insúa y su flanco izquierdo, en especial el primero hasta que se le agotó la gasolina. Poli jugó más atrás, ayudando en la medular en tareas defensivas y formando un trivote con Essien y De Jong para contener las acometidas rojiblancas y limitar la creatividad de Koke y Arda Turan, pero cuando el Milan se lanzaba al ataque, Poli se sumaba por la banda izquierda, en especial en el primer periodo. Luego, también se le acabó el fuelle y fue Balotelli el que estuvo más participativo por esa banda.
El Milan se limitó a defender e impedir que el Atleti progresara, basando su ataque en acciones aisladas y encomendadas a la imaginación de Kaká, Balotelli y Taarabt. Buscando robos de balón y salidas al contragolpe, a los que tampoco sumaban muchos efectivos. Durante gran parte del partido, la motivación del conjunto italiano, encorajinado por el apoyo de sus tifosi, hizo pensar que sacar algo positivo de San Siro iba a ser misión imposible. Entre Kaká (al que se le vio con muchas ganas) y Taarabt crearon acciones de auténtico peligro que solo las benditas manos de Courtois pudieron frenar. Ni siquiera en las jugadas a balón parado conseguía el Atleti mejorar la dinámica.
Uno de los principales problemas del equipo milanés vino a la hora de intentar frenar a Juanfran. El lateral derecho fue una de las principales bazas del ataque rojiblanco y se aprovechó de la inoperancia local en primera línea. A partir de ahí, para Emanuelson, el lateral zurdo, fue muy complicado contenerle, incluso con la inestimable ayuda de Essien. Así, la pareja de centrales, fijada en no dejar hacer a Diego Costa y Raúl García, tuvo también serias dificultades con las internadas de Juanfran por banda, precisando en todo momento ayuda desde el doble pivote y el lateral derecho.
Finalmente, la paciencia de los del Cholo superó a la escuadra local, y gracias a un córner (como iba a ser si no), Diego Costa plantó media bandera rojiblanca en cuartos de final. Ahora, tocará refrendar lo logrado en Milan dentro de tres semanas en el Calderón, y ver si el conjunto italiano intenta una estrategia similar para resquebrajar los impenetrables esquemas de Simeone.
[…] brío, pero a los diez minutos parecieron darse cuenta del escenario donde estaban y se apocaron. El Milan dominó la primera parte y tuvo oportunidades de adelantarse. Si no lo lograron fue gracias a las paradas majestuosas de Courtois. Donde su defensa no llega, […]