Estrenaba el Calderón la Liga 2014/2015 con sus mejores galas, buena entrada, un tifo en el fondo sur y, por fin, la entrega del trofeo de campeón de Liga de la temporada pasada. Los nueve títulos anteriores esperaban sobre el césped a que Gabi, Godín y Raúl García recogieran la décima Liga de la historia rojiblanca y se la ofrecieran al público. En la ribera del Manzanares se preparaban para una fiesta en la que el Eibar iba a ser mero atrezzo.
Iba. Porque el conjunto guipuzcoano marcó el 2-1 y se metió en el partido. Desde entonces las sonrisas festivas dejaron paso a una mueca de tensión que recorrió toda la grada hasta el final del partido. Sólo la críticas al árbitro y los silbidos a Mario Suárez y Raúl Jiménez cambiaron el registro de la grada. El mediocentro colchonero volvió a demostrar que sólo tiene dos perfiles: o hace un partidazo o es capaz de avergonzar hasta a una abuela con sus errores con el balón en los pies. El delantero mexicano sigue pagando su ¿pasado? como seguidor madridista y la hinchada le recibió con una sonora pitada cuando sustituyó a Griezmann. Por si fuera poco, su escaso (de momento) fútbol no le ayuda.
Al final, tras sufrir más de lo que el campeón de Liga debería ante un recién ascendido, el Atleti se llevó los tres puntos y la afición se marchó a casa intranquila. Algunos, pocos, se quedaron a ver la bochornosa fiesta de celebración que el Club había preparado. Los jugadores, no todos, dieron la vuelta al césped con los trofeos de la Liga y la Supercopa. En cualquier torneo de fútbol de alevines el equipo ganador hace una fiesta más digna que la vivida en el Calderón. Cualquiera diría que se ganan Ligas y Supercopas todos los años.
Iván Fuente[social_link type=»twitter» url=»https://twitter.com/ivanindetapia» target=»on» ]https://twitter.com/ivanindetapia[/social_link]
Fotografía: Tania Delgado [social_link type=»twitter» url=»https://twitter.com/TD_fotografia» target=»on» ]