“Al fin, luego de tanto tiempo, he culminado con mi ‘creación’. Solo falta ver si mis esfuerzos han valido la pena. Vamos reacciona. ¡Vive, vive! No quiero darme cuenta que las noches sin dormir han sido en vano”. La “creación” de Víctor tuvo una leve reacción, movió sus brazos y piernas y también abrió sus ojos.
Si asociáis “creación” y “Víctor” con Frankenstein habréis acertado. Ahora asociemos “Saúl” y “Simeone/Jémez” y tendremos a una casi perfecta creación de mediocentro. 19 años y una temporada y pico en la élite han necesitado los dos orfebres para confeccionar la última joya rojiblanca.
La última creación del Cholismo es una producción compartida con el Jemezismo también forjado en el trabajo humilde y diario que ha inculcado Paco Jémez en el Rayo Vallecano (¡que grandes réditos dan los jugadores que pasan una etapa en Vallecas!). A diferencia del Frankenstein de Víctor éste no tiene (casi) defectos.
El crecimiento de Saúl -aupado por su madurez- ha hecho despertar a un “monstruo” futbolístico que dará alegrías a una afición que si une talento y cantera se vuelca sin pensarlo con el jugador al imaginar a su nuevo Koke, Gabi, Torres o cualquier otro jugador de peso que lleva la rojiblanca tatuada en el corazón.
Su puesta de largo después de unos destellos de superclase en la Supercopa de España, se tradujo en una titularidad en un Calderón que buscaba respuestas ante un colíder crecido llamado Sevilla. Una prueba perfecta para ver si ese “¡vive, vive!” era una realidad o seguía siendo un proyecto por pulir. Probablemente sigan faltando cosas por pulir (cicatrices de la creación por disimular) pero la obra ya es una realidad. Saúl respondió a la confianza de su Víctor.
Colocado en la banda izquierda a la hora de atacar y más centrado a la hora de defender -para colapsar el mediocentro físico del Sevilla- el canterano enamoró a un estadio entregado. Cada toque de balón suyo era un canto al buen hacer de las decisiones que tomaba. No se arrugó en los duelos aéreos. Ganó sus dos balones aéreos con Diogo, su defensor, y luchó con titanes como M’Bia, Krychowiak y Pareja –a éste último le venció en el duelo más importante, el de su gol-.
Y, aunque la estadística no pareciera tan favorable, Saúl completó correctamente el 68% de sus pases (Koke completó un 61% y Arda un 75%) pero un 100% de sensaciones con su afición. Porque, más allá de los guarismos, Saúl enamoró al Calderón con su empaque.
Su presencia fue ilusionante, la gente pide que se gane un puesto y tenga su oportunidad. Simeone lo quiere y no le sorprende nada su progresión y su impacto: “Creo que es un chico virtuoso, con sólo 19 años jugar en el mediocampo del Atlético de Madrid no es fácil. Tiene buen disparo, buen cabezazo, conducción, recorrido, es intenso, el clásico jugador como Koke o como Gabi que tanto necesitamos”.
Su otro creador, Paco Jémez, ya definió a Saúl y grito también el “¡vive, vive!” de la obra de Mary Shelley: “Es completísimo. Puede jugar en cualquier sitio, sabe jugar, sabe pelear, va bien por arriba, sabe jugar de central, de mediocentro”
Y si sus “padres futbolísticos” dicen eso, la afición hace bien en ilusionarse con el talento de Saúl, pero siempre con la paciencia necesaria para pulir al último “monstruo”futbolístico de Simeone (y de Paco Jémez).
La humildad y el talento lo pone él, el aprendizaje sus maestros y una muestra de que irá por el buen camino es la biografía que reza en su Twitter: “Sé humilde, puesto que hasta el sol con toda su grandeza se pone y deja que brille la luna”.
Un Frankenstein bello -futbolísticamente hablando- y casi perfecto ha visto la luz.
Marco González [social_link type=»twitter» url=»https://twitter.com/Mr_Markoo» target=»on» ]https://twitter.com/Mr_Markoo[/social_link]
Fotografías: Tania Delgado[social_link type=»twitter» url=»https://twitter.com/TD_Fotografia» target=»on» ]https://twitter.com/TD_Fotografia[/social_link]