Pongamos que hablo de cine. O lo que quiera que sea ese tipo de películas de la sobremesa dominical. Pongamos que hablo, por ejemplo, de ‘Serpientes en el avión’. A priori cuenta con la garantía de Samuel L. Jackson, pero sólo a priori porque lo cierto es que la película es mala de solemnidad y el actor no está mejor. Pues bien, eso ha sido el Atlético en Alemania. Un equipo a priori capaz de batir a su rival, pero que en la practica se ha visto superado y zarandeado por el contrario. El resultado ha sido un desastre cercano a la película mencionada. Si no ha sido peor es porque aún queda la ilusión de la vuelta.
Y es que el técnico rival había preparado una receta con la que batir al Atleti usando su propia medicina. Intensidad e interrupciones en defensa, intensidad y velocidad en ataque. Un veneno enmascarado de medicina del que Atleti probó, pero por suerte no lo suficiente como para caer rendido. Le noqueó el arma rival, pero no le doblegó. Y como bien reconoció Simeone tras el encuentro, lo mejor que pudo pasar es que a pesar de haber hincado una rodilla en el suelo, el Atleti aún está vivo. Y cuidado con el que le dé por muerto.
A pesar de que el Cholo dijo en la previa que el Atleti sabe donde tiene sus defectos, lo cierto es que fuera de casa salen a relucir más de lo que el propio técnico y cualquier hincha colchonero desearía. Algo que por el contrario no sucede en el Calderón donde esos defectos –falta de contundencia, de juego y de concentración-, se convierten en virtudes. Tampoco es justo decir que fuera de casa siempre es así (grandes partidos en el Bernabéu, o gran segunda parte en Bilbao), pero las estadísticas no mienten: el equipo en lo que llevamos de temporada ya ha perdido fuera de casa siete partidos. Demasiados para optar a algo grande.
Ese pobre bagaje fuera de casa se evidenció en el BayArena. Sirva el dato publicado por la UEFA, en el minuto 75 de partido, 55 pases rojiblancos por 148 del Bayer Leverkusen. Una diferencia abismal que se hace aún mayor si se compara, por ejemplo, con el hecho de que ayer el Barça en la jugada de su segundo gol sumó medio centenar de pases. Es cierto que son estilos diferentes de juego, pero en ambos estilos la finalidad es asociarse con el compañero para marcar. Y el Atleti frente al Leverkusen no lo hizo. Por eso, ante tal cantidad de errores cosechados, lo mejor es no haber sucumbido a la medicina rival a pesar de haber estado cerca. Por eso, lo mejor es que en el Calderón el Atleti es otro equipo. Por eso, lo mejor es que el orgullo atlético está muy herido y el Cholismo con el orgullo herido es mortal de necesidad. Pregunten al Olympiacos, por ejemplo, este mismo año: tanta diferencia en la ida a su favor y tanta diferencia en la vuelta disputada en el Calderón.
Y es que a falta de ese equilbrio fuera de casa el Atleti se puede transformar. De ser el mediocre actor de ‘Serpientes en el Avión’ a ser todo un Jules en Pulp Fiction. Un cambio abismal, como el de Samuel L. Jackson, que pasa por el Calderón.
Marco González Fragueiro [social_link type=»twitter» url=»https://twitter.com/Mr_Markoo» target=»on» ]https://twitter.com/Mr_Markoo[/social_link]
Fotografía: Club Atlético de Madrid